Cuando una persona hace algo mal, pero se da cuenta de que lo hace mal a posteriori, una de las maneras que tiene de resarcirse a sí mismo es contarle a todo el mundo lo gilipollas que ha sido.
Sólo con esa frase y con el título, ya os podéis imaginar de qué va: soy uno de esos payasos que hoy han intentado comprar un iPhone sin éxito.
Ayer, llamé por teléfono a «El Corte Inglés» y me comentaron que ni sabían cuántos iPhones recibirían, ni se podía reservar ni nada.
Bien, así que hoy (día del lanzamiento oficial) me he acercado a los susodichos grandes almacenes y me han dicho textualmente «Nos han llegado poquísimos y se han acabado enseguida». Media vuelta ¡Ar! y me he ido a comer.
Cerca de donde tenía aparcado el coche había una tienda Movistar (Av Argentina). Después de comer he entrado a preguntar y me dicen que no habían recibido nada, que hoy a las 10:00 había ¡gente que había dormido en la puerta de la tienda! y que lo más probable es que hasta dentro de uno o dos meses no haya posibilidades de conseguir uno.
Me comentan que ni siquiera aceptan reservas porque, el stock que esperan recibir, ya está todo reservado.
Bueno, vale, no pasa nada. No soy tan fanboy de Apple como para poner el grito en el cielo. Pero sí que me putea vivo la actuación de Movistar (y, de rebote, de El Corte Inglés) y que vaya por delante que las personas que me han atendido han sido muy eficientes y correctas (tampoco podían hacer nada para solucionar estos problemas).
– La presentación del cacharro se hace con todos los mass media (mierda de mass media que publican cualquier cosa) y con la foto del Ingeniero Jefe de Apple España y la directora de Innovación de Movistar (se les ve en la cara cómo sabían hasta el último detalle del cacharro):

– Después de tener una estimación del número de personas que estaban dispuestas a adquirir el producto y esclavizarse por 2 años con la compañía, desperdician miserablemente la oportunidad de dar el zambombazo y comerse a la competencia.
– Los mass media hablan de una «campaña de marketing perfectamente orquestada». Este fracaso lo único que consigue es que los potenciales compradores sientan como detestable a esta compañía que se dedica a salir en la foto (Sólo les faltaba la pala y el árbol). Es decir, la campaña de los cojones lo único que ha conseguido es que un conjunto de personas hasta los cojones de esperar se molesten con la inutilidad, competencia y demostración de ignorancia abosoluta sobre los productos y servicios que ofrecen de una compañía.
– Para postres la maravilla de la compañía azul del teléfono ha esperado al último puñetero día para publicar el precio de un producto que se sabía de sobras desde el día -1.
Vale, una vez despotricado y a gusto (si me caía mal esta empresa, ahora aún es peor) vamos a entrar en cómo España es una república bananera. El artículo 9 de la LOCM especifica claramente:
– «La oferta pública de venta o la exposición de artículos en establecimientos comerciales constituye a su titular en la obligación de proceder a su venta»
– «Los comerciantes no podrán limitar la cantidad de artículos que pueden ser adquiridos por cada comprador»
Creo que es evidente que, una vez más, las compañías de telecomunicaciones de estos lares hacen lo que les da la gana y se pasan por el forro todas las leyes. Es más, en ningún momento ningún organismo regulador ha dicho ni mu al respecto de este tema.
Fiel reflejo del estado de las tecnologías de la información en España. Habrá que irse (otra vez) a buscar la tecnología fuera.