Ya hace varias horas que leí el post de Ricardo sobre colegios profesionales y llevo desde entonces meditando al respecto. En esta ocasión, aprovecho mi blog, que lo tengo algo desaprovechado para comentar algunos puntos con los que es especialmente crítico.
He estado esperando y viendo cómo evolucionaban los comentarios, tanto en el propio post, como en menéame, donde ha alcanzado la portada en pocas horas. Veo muy pocas opiniones documentadas y mucho FUD tanto a favor como en contra de los colegios.
Vaya por delante, para los que no lo sepan, que leo a Ricardo con frecuencia y que, en general, estoy muy de acuerdo con sus opiniones. También, para los que tampoco lo sepan, soy vicedecano del COETIIB y estuve en primera línea desde su fundación en 2004. De este modo es prácticamente imposible que sea imparcial, lo que no está demasiado claro es en qué dirección se manifestará mi parcialidad.
Las críticas se centran fundamentalmente en dos aspectos:
- Las recomendaciones de la ACM en contra de las licencias para poder ejercer la profesión
- Las preocupaciones de los colegios oficiales con respecto a la protección de la profesión por medio del control del intrusismo.
Ambos temas son espinosos por una razón: la «profesión» es joven. Muy joven. Comparar la informática con cualquier otra ingeniería o con la arquitectura (cosa frecuente) es difícil porque las otras disciplinas nos llevan años de ventaja y existen profesionales altamente cualificados que no tienen acceso a los colegios profesionales porque cuando empezaron a trabajar ni siquiera existía la carrera de informática pre-requisito para poder colegiarse.
Los requisitos de acceso
En primer lugar se debería saber que era deseo de las asamblea constituyente crear un colegio abierto que diera cabida a esos profesionales contrastados mediante un periodo de uno o dos años en el que pudieran pasar a formar parte del mismo.
La razón por la que no se llevó a cabo la iniciativa dista mucho del proteccionismo o de la prevención del intrusismo y no es otra que la ley de colegios profesionales vigente en Baleares (ver decreto 32/2000 de 3 de Marzo), donde especifica claramente que hay que determinar cuáles serán los méritos académicos de los colegiados y exige aportar un plan de estudios homologado y conocido que cualquier ciudadano pueda cursar para pertenecer al colegio.
De hecho, este hecho provocó la existencia de dos colegios oficiales por separado: uno para ingenieros y otro para ingenieros técnicos, debido a que existían dos títulos oficiales homologados en relación a la informática.
No es un problema del colegio, ni siquiera es un problema de la junta que dirige el colegio, es un problema legal. Por otra parte me parece una medida acertada si no fuera por el detalle de que existen estudios como el de informática demasiado jóvenes como para ser aplicados a todos los profesionales. ¿Cómo solucionar este problema? Un jurista me podría ayudar al respecto: ¿»Convalidaciones»? ¿Físicos, ingenieros y matemáticos de hace 20 ó 30 años reconocidos como informáticos? No sé, acepto el «agujero legal» como tema de debate porque no tiene una respuesta fácil.
Empleo público
Y relacionado con los requisitos de acceso. Si es el estado el que indica qué es un ingeniero / ingeniero técnico. Nos tiramos años hincando codos haciendo lo que el ministerio dice. ¿Por qué en las ofertas de empleo público se desprecia tan descaradamente en favor de otros profesionales? ¿Alguien sabe quién programó el software que nos manda los borradores de la renta a casa? ¿Y quién vigila el buen funcionamiento de los servidores que contienen los datos personales de los ciudadanos?
Sin duda deberían ser informáticos cualificados según lo dispuesto por el propio estado español a través de su ministerio de educación y, sin embargo, este hecho se pasa por alto y se elige a cualquier «intruso» para desempeñar el trabajo. ¿Por qué?
Para mí estas so las típicas situaciones en las que hay que prevenir el intrusismo. Demasiada gente está preocupada por su trabajo y critica sin saber. «Tengo un módulo FP y me dedico a reinstalar Windows. Me voy a quedar sin trabajo por culpa del colegio». Es una falacia.
¿Cómo acabaremos? Con un ingeniero poniendo la firma a no se sabe muy bien qué, con un seguro de responsabilidad civil que le cubre las espaldas por si algún día la caga alguien interpone una demanda por daños y perjuicios como ya pasa en otras profesiones. No es lo correcto, yo no lo haría, pero pasará. Y allá cada cual con su conciencia.
El código deontológico
También se critica la no existencia de un código deontológico. No sé cómo estará el tema en el resto de colegios, pero en el COETIIB disponemos de código deontológico, que no es de obligado cumplimiento (flames here, please) y que cuenta con varias de las recomendaciones de la ACM. Supongo que cuando Ricardo critica la no existencia de un código deontológico, se refiere al COEIIB.
¿Son necesarios realmente los colegios profesionales? En un principio los colegios deberían responder a un interés social. La realidad es que muchos colegios abusan de su poder y, al final, el ciudadano queda en un segundo plano (me viene a la cabeza el colegio de farmacéuticos).
Los colegios oficiales deben contar con dos órganos: la junta de gobierno y el comité deontológico. El segundo puede censurar al primero e incluso forzar su expulsión. Así mismo, existen otros mecanismos para forzar la expulsión de una junta de gobierno. Dicho de otra manera: si un profesional considera reprobable la actuación de la junta de gobierno de su colegio profesional, dispone de medios para hacerse con las riendas del colegio profesional.
El colegio, bien llevado, puede dar un buen servicio a la sociedad.
Ricardo habla de la dificultad de establecer criterios para garantizar la calidad del software y tiene razón. La ingeniería del software no es una disciplina exacta. El software siempre tiene errores y es casi imposible hacer software sin errores, así como es imposible determinar métricas para el control de calidad del software (y mucho más en un entornos de software privativo cuyo código fuente no es accesible).
Pero no sólo de soft vive el informático :-) Hay muchas cosas que sí se pueden medir cuantificar y cualificar: hard, redes, señales, ondas… etc. Y para las que no se pueden cuantificar, una buena solución sería definir una ley de garantías acorde a a naturaleza del servicio o producto.
Mi opinión, en general es que el colegio no es el instrumento más éficaz para mejorar la profesión en términos generales, pero sí un órgano muy útil en España, donde se especifica que el colegio profesional es el que representa a los que ejercen determinada profesión.
Esperemos que las cosas se hagan bien y si da algo que hablar sea para destacar sus aportaciones a la sociedad.